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Danza con Lobos ...

Trabajo con ciencia y tecnología; vivo de ambas y las cultivo como modo de vida desde siempre. Empero hoy relato una suerte de fábula … todo suma y todo se vincula en un universo que es único y nos afecta a todos … y es todo.

Eduardo Terranova

“Danza con Lobos” …

A fines de los ‘90 vi una película protagonizada por un joven Kevin Costner, que sin grandes expectativas a priori, logró conmoverme y hacerme reflexionar. Reflexiones que se actualizan y vuelven a cobrar vigencia siendo merecedoras de su invocación casi treinta años después.

El tema con el que se relaciona esta invocación está en apariencia muy distante con el de la propia película. Sin embargo, asociación libre mediante e intensa reflexión  sumada a otros tantos años de experiencia adquirida en un derrotero sinuoso y lleno de dificultades, escollos y también preseas, encontré  el motivo para llenar la página en blanco del día de hoy.

Pues las páginas en blanco como dije muchas veces, se llenan solas; solo hay que escuchar las voces de las  señales que la vida entrega en multiplicidad de cosas en apariencia inconexas, pero en realidad, íntimamente ligadas en un tramado subyacente en la propia naturaleza.

Solo haré referencia al inicio de la trama del film y a su final, pues son ellos; uno introductorio y el otro, el verdadero leitmotiv de esta reflexión.

Un explorador militar de avanzada, se adentra en el desierto del medio oeste norteamericano (aún inexplorado). En un momento dado, las vicisitudes del propio cuasi mortal desierto lo llevaron a quedar solo, sin pertrechos, provisiones ni caballo. Al desamparo y sometido a su suerte, tuvo un encuentro nunca imaginado con unos seres vivos que en una conceptualización a priori serían los últimos a los que quisiera ver. Se trataba de una manada de lobos. Pese al designio obvio y mandatorio de la naturaleza, estos animales se acercaron a él que nada podría hacer para defenderse y entregado a su destino, no se mostró agresivo ni aterrado, pues el desenlace proyectado en su mente hacia ajena cualquier alternativa de escape o lucha exitosa, por tanto, el miedo se disipó y la observación atenta prevaleció. Los lobos, un tanto desconcertados se acercaron con sigilo, pero al final no lo agredieron y el hombre tampoco intentó a partir de entonces hacer ningún movimiento hostil; por el contrario tendió su mano hacia el hocico del aparente macho alfa y dejo que este lo olfateara, en actitud de reconocimiento mutuo.

El suceso que debería poner fin a su viaje por el desierto y por la vida, se transformó en el evento que salvó su vida pues se unió a la manada y pudo alimentarse y finalmente no morir.

Un tiempo después (imposible de medir en condiciones normales pues se trata del desierto: pudo ser días o meses, tanto da), el caminante agregado a los lobos fue avistado por un explorador aborigen quien sorprendido por la inusual doble visión (un hombre blanco junto a una manada de lobos y con vida …) Esta inusual escena le quitó de la cabeza la actitud primaria de atacar al extraño y en cambio se acercó al hombre blanco. Los lobos, conocedores de los indios y mutuamente respetuosos de su rivalidad ancestral y cuasi divina, se alejaron y dejaron a los dos hombres solos en la llanura.

Estos se lograron comunicar un poco con señas, otro poco con fragmentos de lenguas europeas que los aborígenes habían oído de los primeros colonos a quienes repelieron desde el principio.

El indio bautizó al hombre blanco con un nombre en su lengua nativa, que significa Danza con Lobos.

Este nombre lo catapultó a un status especial en la comunidad indigena y convivió con ellos por mucho tiempo. 

Aprendió de sus costumbres, su filosofía, su vínculo con la naturaleza y en definitiva a valorar la grandeza de su espíritu colectivo.

Se asimiló a ellos y fue uno de ellos.

Un día sintió la necesidad de hacer conocer sus experiencias y tender puentes con sus compatriotas (“Congéneres”); sublimando quizás el llamado profundo e instintivo de su comunidad nativa y su cultura. Tenía la honesta y bienintencionada meta de hacer que ambas naciones se conocieran y entendieran, para lo cual llevaba su libro de notas atiborrado de experiencias, relatos, datos y hechos narrados como documento de la veracidad de su observación.

El jefe indio no estaba muy feliz con la decisión de Danza con Lobos y trató de persuadirlo de que era una mala idea, que traería desgracia para todos. No obstante respetó su decisión y le dio su bendición para la dura travesía que tenía por delante.

Le entregaron el mejor caballo de la tribu, se pertrechó con eficiencia para el cruce mortal, se despidió con la promesa de volver con progreso y bienestar para todos y partió rumbo al noreste allende las montañas del horizonte.

Pasados varios días de travesía y muy adentrado en el desierto, vio a lo lejos a uno de los machos jóvenes de la manada de lobos, con quien habia entablado un vínculo más estrecho. Este aulló de un modo especial en modo de saludo, a lo que el viajero respondió con una amplia sonrisa y un gesto y grito de alegría por su compañía. El joven lobo lo seguía a cierta distancia como velando por su ruta, pero sin interrumpir su marcha. El viajero se sentía acompañado por un experto de las llanuras áridas y ardientes y por tanto, seguro.

Una mañana, divisó una polvareda en el horizonte. Pronto vió una compañía de caballería  del ejército de los Estados Unidos. Danza con lobos hubo de hacer una serie de gestos de sumisión para evitar que le dispararan pues estaba ataviado con ropas indias y tenía el pelo largo. Mientras se entregaba les decía en su correcto inglés que era oficial del ejército en misión de exploración de avanzada que se habia perdido en el desierto y que traía un diario con las crónicas del proceso. 

A regañadientes, el oficial al mando, le creyó y lo rescató, dándole agua y reposo en uno de los carros de pertrechos.

Danza con lobos se empezaba a impacientar y poner ansioso, exigiendo hablar con el sargento a cargo. Al final tanto hizo que este accedió a hablar con el rescatado. Este comenzó a contarle sus historias y experiencias con los indios y las características que debían conocer los blancos sobre los aborígenes como nación. 

El sargento comenzó a burlarse de él y hacer bromas pesadas con el resto de la tropa. El se enfureció y le entregó su libro diario con sus notas. El sargento, analfabeto, tomó el libro y exclamó: caramba tenemos papel fresco para limpiar nuestros traseros y lanzando una carcajada destruyó el libro por completo.

Danza con lobos se lanzó sobre el sargento y los soldados le propinaron una golpiza que lo dejó postrado, tendido y maniatado en el carro de pertrechos.

De pronto, un soldado gritó: miren allá: un lobo. ¡Qué hace ese animal acercándose a nosotros! Exclamó. Era el compañero lupus que veía que algo no andaba bien con su amigo humano y se acercó.

El soldado, una vez en alcance de su Winchester, sin más le disparó, hiriendolo en el cuarto trasero. El lobo aulló de dolor pero no entendía que estaba sucediendo: no habia visto acercarse nada a su cuerpo que le infligia tanto dolor y siguió avanzando arrastrando su pata maltrecha. El soldado muy divertido por la escena, gritaba: miren que estupido animal, le acabo de disparar y sigue avanzando hacia nosotros; volviendo a dispararle, esta vez más cerca y con más precisión le asestó a la pata anterior, no obstante  el animal siguió avanzando hacia su amigo también herido. El por su parte le gritaba Vete!!! Con lágrimas en los ojos y el alma llena de desesperación y odio en especial contra sí mismo, al haber aprendido las consecuencias de lo que habia hecho.

Finalmente el infeliz lobo fue blanco colectivo de todo el batallón, que se divirtió hasta el hartazgo disparando una y otra vez, hasta que cayó exánime en la arena ardiente. Junto al lobo, también cayó el alma de Danza con lobos …

¿Cómo sucedieron estos hechos tan poco naturales?

Si nos basamos en los estamentos del instinto, nada de lo relatado debería haber sucedido. Sin embargo sucedió y los eventos pueden explicarse, dándonos paso a otra dimensión de la vivencia que trasciende el instinto en aquellos a quienes por naturaleza y lógica les atribuyamos tales condiciones.

Se trata aquí de un proceso de adaptación por parte del hombre y el lobo en primera instancia, más tarde efectuado por el indio y el hombre blanco y entre los tres, realizaron un aprendizaje que alteró en esa coyuntura su comportamiento natural primordial. 

Ocurrió entonces una sucesión de hechos que cambiaron esencialmente las vivencias de hombre blanco e indio, mientras que el lobo aprendió la nueva coyuntura pero también comprende y aprendió que esta era una situación, que no debería extender a la convivencia con los indios, alejándose con los suyos en la manada.

La primera consecuencia de lo aprendido: del lobo: aprendió que no era una presa habitual; que no le podría hacer daño, (para lo cual debió hacerse una composición de lugar y situación); sabía que estaba en superioridad de condición, no obstante se acercó al hombre y en contra de lo que el instinto designa en un caso atacar y dar muerte y en el otro defenderse y dar muerte en lo posible para sobrevivir, ninguna de ambas premisas se cumplió. Ambos aprendieron de una situación nueva y se adaptaron a ella. Este conocimiento perduró y demostró ser tal, pues no perturbó la relación habitual de territorios y respeto mutuo que los lobos tenían con los indios, alejándose de ellos y del hombre blanco una vez que ellos tomaron contacto entre sí. Pero prevaleció latente el conocimiento del vínculo especial con Danza con lobos aún pasado el tiempo y en otras circunstancias, haciendo que el animal tomara una decisión que iba en contra de su instinto, acercándose a su amigo pero por extensión a los otros hombre blancos, que no eran indios y que a la postre provocó su muerte en manos del único incapaz de aprender nada: el sargento y su tropa analfabeta y barbara.

El aprender y generar conocimiento, provoca que se tomen decisiones, equivocadas, acertadas oportunas o no. pero decisiones que obedecen a un conocimiento que a su vez fue provocado por un acto de aprendizaje previo. Este claro está, no tiene por fuerza que estar íntimamente vinculado con la conciencia ni con la conciencia reflexiva. Lo demuestra la manifestación en el lobo que huelga decir que carece de esta última. No obstante, la actividad sensorial  está presente en todos los actores de este relato. 

Es posible encontrar una cantidad significativa de ejemplos similares o compatibles con los conceptos vertidos aquí, de modo que no voy a ahondar en ellos. Si he elegido esta suerte de fábula tomada de una película de ficción que por su difusión de al menos el nombre de su protagonista refleja el sentido de nuestro concepto esencial que intentamos ejemplificar en este relato.

El hecho de tomar decisiones, no siempre es un hecho de ejercicio de la inteligencia asociada a un proceso cognitivo y de aprendizaje; lo vemos todos los días en las sociedades.

Lo que sí es un dímero estructural y funcional, es la asociación de un objeto (no siempre un objetivo propiamente dicho) a alcanzar y la intención de hacerlo. El agregado y asociación con factores generados desde lo cognitivo, emocional, acción de aprender y conciencia de la totalidad del proceso, constituyen unidades de valor a la decisión tomada finalmente, independientemente de su acierto  o error.

Si agregamos a esta combinación, el factor de responsabilidad y libertad responsable en la concepción, generación del conocimiento y ejecución de la acción con sus correspondientes efectos en el entorno, entonces estamos hablando de una acción exclusivamente humana.

Nunca está demás, no obstante, observar de tanto en tanto a otros seres “Irracionales” pero inteligentes, para ver nuestras propias falencias y fortalezas superadas por la línea de base o ruido que la conciencia nos genera en el diario vivir. 

¿Qué sucede cuando nos enfrentamos a la necesidad de identificar y resolver problemas que nos pueden afectar a nosotros en particular o a nuestro entorno?

¿Cómo atendemos la demanda de soluciones y la prevención cuando es posible, mientras atendemos cosas urgentes instantáneas?

¿Cómo seleccionamos formas y métodos para utilizar de manera eficaz y eficiente los recursos disponibles?, empezando por el principal: Recursos humanos disponibles con ideas locales, dispuestos a compartirlas y ejecutarlas.

¿Estamos dispuestos y abiertos a oirlas y atenderlas?

¿Entendemos fehacientemente el concepto de sinergia y lo aplicamos en los hechos en nuestro entorno?

Hablamos de ciencia y tecnología, pero ¿vemos estas y sus recursos cuando están realmente disponibles en nuestro entorno cercano, aunque no estén bajo el amparo institucional de ciertas chacras o cuando no vayan en la dirección de las bolsas internacionales y las tendencias de los mercados?

Analicemos todos los vértices del polígono transaccional en la gestión de transferencia de tecnología y de generación de conocimiento científico de novo. Preguntémonos si cumplimos en cada paso con los preceptos de un aprendizaje racional, generación de conceptos y aplicación correlativa a dicho proceso cognitivo. Dejo en manos de cada lector el juicio y opinión para que saque sus conclusiones y premisas. 

El animal es portador de capacidades inteligentes, programadas y adaptadas a sus necesidades específicas para adaptarse al medio y sobrevivir. Las utiliza con eficiencia y bajo determinadas circunstancias, ejerce ciertas variaciones más o menos sofisticadas de aplicación de la inteligencia, la sensibilidad y el aprendizaje, que por la naturaleza de la coyuntura, hace posible tal manifestación.

El Ser Humano por su parte está dotado naturalmente como mecanismo sustancial de supervivencia específica que como tal le confirió la supremacía natural, de la capacidad de razonar, contar con conciencia reflexiva, moral, emocional y ética. 

En el relato de hoy, observamos un ejemplo de aprendizaje y toma de decisiones diversas con resultados diversos y bajo condiciones de conciencia también diversas, abarcando desde la irracionalidad natural hasta la conciencia ética. Unos con utilización eficiente de sus recursos biológicos naturales  y otros con el uso de su neocortex adaptado y dotado de tales atributos. Empero vimos también, otros humanos con las mismas potencialidades naturales biológicas, pero nula capacidad de aprendizaje, de reflexión, de escucha y de acción sin meditación, que ni siquiera se compadece con una conducta instintiva, que echa por tierra toda acción constructiva ejercida por el protagonista del relato y que en cambio,  fue desarrollada por el jefe de la tribu quien fue capaz de proyectar las eventuales consecuencias de las decisiones que se tomaron. 

El sargento y sus soldados, capaces biológicamente de haber contribuido constructivamente a la sucesión de eventos y a la meta proyectada y deseada por Danza con Lobos, respondieron sin embargo, como meros seres lisencefalos, dotados de un paleocortex que domina el accionar instintivo al que se sometieron todos en el batallón, desperdiciando toda la capacidad de su neocórtex cerebral humano con toda el potencial de aprender, reflexionar, valorar y proyectar.

Por otra parte, como ejemplo de aprendizaje y también toma de decisiones pero en un ambiente irracional natural por característica biológica del neocórtex cerebral del lobo, la falta de proyección final que le acarrearía su desgraciada muerte y desenlace del resto de la trama del cuento y del film cuyo final puede intuir fácilmente.

Es en estos casos, donde me pregunto si tenemos responsabilidad en utilizar cabalmente nuestras capacidades, generando un deber a partir de un atributo natural. Cabe preguntarse si es un agravante el hecho de destruir a conciencia o no construir una solución, o simplemente no aprender lo necesario para ser más y mejores efectores de nuestro propio destino y nuestro propio entorno, cuando tenemos biológicamente toda la capacidad que otros carecen, de mejorar y hacer sustentable para todos un ambiente que nosotros mismos por nuestra mera presencia modificamos. Creamos un Metambiente que nos incide y  presiona selectivamente siguiendo las mismas leyes naturales que continúan siendo insoslayables e inmutables como leyes universales que son; y seres naturales que somos.

Reflexiones no gratuitas, son estas que manifiesto, pues hemos sabido de múltiples ejemplos de estos comportamientos en lo cotidiano y lo trascendente. 

Nuestra vocación nos impulsa a promover y generar sinergia y proactividad inteligente, libre, responsable y respetuosa de nuestra condición de seres naturales. Como tales, convivimos en un gran ecosistema que nos contiene bajo un holístico sistema termodinámico  cuyas leyes fundamentales, inexorablemente nos rigen. 

La situación de seres naturales hace que nos detengamos y que frecuentemente apelemos en forma más variada y hasta en apariencia alejada de nuestra alma mater y razón de ser productivo e intelectual, a una contemplación y reflexión de lo que podemos hacer por nosotros mismos y nuestro entorno inmediato. El fin es contribuir a la mejora real y sustentable de nuestro accionar como individuos y a la postre como especie.

Eduardo Terranova, Marzo de 2023.

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