Artículo del Blog
Del diagnóstico a la acción.
Abordaje activo de la tecnología digital y la gestión cognitiva
La sociedad actual está atravesando por un periodo de crisis estructural que viene ocupando más de dos generaciones, a través de las cuales se fue dando un proceso creciente de estados de confort con alcance y accesibilidad sin precedentes a todos los estratos sociales en todo el urbe.
Este estado de confort es generado como consecuencia de la amplificación del concepto de sociedad de clase media de consumo occidental norteamericana de postguerra.
Dado el predominio final y definitivo del capitalismo sobre las demas ideologias antagonicas que sucumbiernon ante la futilidad de sus principios dogmáticos, el capitalismo se fue desdibujando conforme ganaba espacio y predominio global trascendiendo incluso las propias culturas antagónicas y algunas ancestrales.
Las consecuencias directas de la aplicación del capitalismo a nivel de occidente, fueron muy beneficiosas y mejoraron sustancialmente la calidad de vida de las sociedades, consolidando además los sistemas democratico/republicanos.
Ahora bien, el confort y bienestar logrado no fue un beneficio gratuito. Este confort fue la consecuencia directa de la aplicación de un paradigma de producción constante, creciente e infinita de los sistemas industriales.
La condición para mantener esta modalidad de producción es inexorablemente la existencia de una curva paralela de comportamiento idéntico en el sector del consumo: creciente, constante e infinito.
En pocas décadas, el mercado se vio saturado de productos y hubo que recurrir a la “caducidad programada” y paradigmas como “mejora continua” para mantener un nivel de producción en dichas condiciones.
La sociedad fue progresivamente “evolucionando” a una clase media virtual con estamentos basados unívocamente en estándares de consumo.
La sociedad pronto se convirtió en un servidor de insumos para mantener a la industria productiva a cambio de bienestar material pero con la contraparte de invertir cada vez más tiempo y energía vital para trabajar en pos de la productividad.
Pero la contraparte de este “bienestar” es la falta progresiva de discernimiento individual y libre albedrío oculto de manera de generar consumos masivos con poca o ninguna reflexión sobre necesidad, oportunidad o beneficio real, para lo cual la ilustración del consumidor es un obstáculo.
Planteamos este ítem: ilustración; pues el convencimiento o sugestión que fomente el consumo programado por los sistemas oferentes es más efectivo que el consumo obligado mediante métodos persuasivos directos autoritarios, como ya lo demostró la historia. En cambio las personas con alto grado de ilustración, son más renuentes a consumir a priori algo que previamente no haya sido analizado o evaluado. En consecuencia, la ilustración debía ser rápidamente sustituida por educación pragmática y al servicio de los sistemas productivos generales y globales.
A tal punto fue efectivo este paradigma, que las propias naciones esencialmente totalitarias han adoptado el capitalismo salvaje asociado a la falta de libertad y consumo dirigido desde el régimen, lo cual ha generado una verdadera complicación para el esquema global de distribución de poder.
Los propios sistemas educativos y de formación profesional se vieron inmersos en este paquete de bienes, productos e insumos para la industria. De esta forma se llegó a convertir la educación en sistemas organizados para entrenar y adquirir saberes específicos para ser aplicados en las diferentes áreas de los sistemas productivos con alta eficiencia y economía en su más amplio concepto.
Se presenta aquí una visión crítica sobre el impacto histórico y sociocultural del capitalismo, señalando tanto sus beneficios materiales como sus efectos problemáticos en la estructura y dinámica social.
Se destacan algunos tópicos clave para continuar con este analisis:
1. Crisis estructural y el confort globalizado
La transición hacia una sociedad de confort basada en el modelo capitalista de consumo:
Este fenómeno ha sido ampliamente documentado por sociólogos y economistas, entre ellos Zygmunt Bauman, quien describe cómo el «consumismo líquido» genera una dependencia del consumo como regulador social, erosionando la reflexión crítica del individuo y fomentando identidades basadas en el consumo (Bauman, Liquid Modernity, 2000).
2. Predominio capitalista y homogeneización cultural
La idea de que el capitalismo desdibujó culturas ancestrales y antagonistas puede vincularse con el concepto de «imperialismo cultural» de Edward Said (Culture and Imperialism, 1993). Said argumenta que el predominio de una ideología dominante tiende a absorber o neutralizar otras culturas, relegando sus particularidades a un segundo plano, especialmente bajo la influencia de economías globalizadas.
3. Producción infinita y consumo masivo
Estrategias como la «obsolescencia programada» y la «mejora continua» para mantener la producción y el consumo, son prácticas que han sido discutidas críticamente por autores como Vance Packard (The Waste Makers, 1960), quien expone cómo estas tácticas manipulan al consumidor y crean un ciclo insostenible de consumo. Asimismo, Naomi Klein (No Logo, 2000) aborda cómo estas dinámicas impactan tanto en la economía como en la ecología global.
4. Consecuencias del «bienestar»
El señalamiento sobre la pérdida de discernimiento y libre albedrío en una sociedad consumista tiene ecos en la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt. Adorno y Horkheimer (Dialektik der Aufklärung, 1944) sugieren que la industria cultural fomenta el conformismo y reduce la capacidad crítica del individuo, convirtiéndolo en un receptor pasivo de las directrices del sistema económico.
5. Consumo inducido versus consumo obligado
La comparación entre métodos autoritarios de consumo y los sistemas capitalistas de sugestión se alinea con las reflexiones de Michel Foucault sobre el biopoder y las estrategias de control social implícitas en sistemas democráticos modernos (Surveiller et Punir, 1975).
Foucault plantea que el poder no se ejerce sólo mediante la coerción directa, sino también a través de mecanismos sutiles que moldean deseos y comportamientos.
6. Adopción del capitalismo en regímenes autoritarios
La observación sobre el «capitalismo salvaje» en regímenes totalitarios puede complementarse con el análisis de Giovanni Arrighi (The Long Twentieth Century, 1994), quien examina cómo las economías de mercado han sido adoptadas por diversas estructuras políticas, incluyendo aquellas que históricamente se oponían al capitalismo.
Reflexión crítica
Se presenta una perspectiva bien articulada sobre las dinámicas del capitalismo contemporáneo, enfatizando sus contradicciones internas: la provisión de confort a costa de libertad y discernimiento. Sin embargo, podría complementarse considerando los movimientos contrarios al consumismo y el auge de economías alternativas y sostenibles que intentan replantear este modelo, como el decrecimiento económico (Latouche, Farewell to Growth, 2009).
Además, podría explorarse cómo los avances tecnológicos, especialmente en la era digital, han amplificado las prácticas de consumo masivo mediante algoritmos y big data, lo que constituye un nuevo frente de crítica en el capitalismo contemporáneo (Zuboff, The Age of Surveillance Capitalism, 2019).
Movimientos contrarios al consumismo y economías alternativas sostenibles, así como el impacto de los avances tecnológicos en la amplificación del consumo masivo mediante algoritmos y big data.
1. Movimientos contrarios al consumismo y economías alternativas sostenibles
El decrecimiento económico, planteado por Serge Latouche en Farewell to Growth (2009), propone una ruptura con la lógica del crecimiento infinito, al considerar que este modelo es insostenible tanto desde el punto de vista ecológico como social.
Este movimiento enfatiza:
- Reevaluación del progreso: Redefinir el concepto de desarrollo para priorizar el bienestar humano y ambiental sobre el crecimiento económico per se.
- Consumo consciente: Promover un consumo más racional y sostenible, basado en la satisfacción de necesidades reales en lugar de deseos artificialmente inducidos.
- Producción local: Fomentar economías locales que reduzcan la dependencia de cadenas globales, minimizando la huella ecológica y aumentando la resiliencia comunitaria.
- Críticas al PIB: Proponen medir el bienestar con indicadores alternativos, como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) o la Felicidad Nacional Bruta (FNB), en lugar del Producto Interno Bruto.
- Promover la versatilidad de las plataformas tecnológicas industriales de modo que sean capaces de adaptarse a cambios en la naturaleza y tipo de productos en función de las necesidades del entorno y la coyuntura, sin modificar sustancialmente la infraestructura de base. Industrias inteligentes inductivas proactivas.
Estos enfoques contrastan con la «clase media virtual» descrita en los párrafos iniciales, en los que se asocia bienestar con acceso a bienes de consumo. Movimientos como el minimalismo y el «zero waste» (residuo cero) también reflejan una creciente resistencia al consumismo masivo, apelando a la ética individual y la sostenibilidad planetaria.
2. Impacto de los avances tecnológicos en el consumo masivo
La era digital ha transformado las dinámicas de consumo, amplificando su alcance y eficiencia. En The Age of Surveillance Capitalism (2019), Shoshana Zuboff describe cómo las empresas tecnológicas han convertido los datos personales en una nueva materia prima, que se utiliza para predecir y modelar el comportamiento del consumidor.
Algunos puntos clave incluyen:
a) Extracción de datos y mercantilización del individuo
Zuboff plantea que las grandes corporaciones tecnológicas, como Google y Facebook, recolectan cantidades masivas de datos para analizar patrones de comportamiento y dirigir publicidad personalizada. Este proceso erosiona la privacidad y convierte a los usuarios en productos.
b) Algoritmos y manipulación del consumo
Mediante el uso de algoritmos, las plataformas digitales pueden influir en las decisiones de compra, no sólo sugiriendo productos, sino también anticipándose a las necesidades del consumidor. Esto crea un entorno en el que el consumo parece inevitable y automático.
c) Psicología conductual aplicada al mercado
La integración de principios de la psicología conductual, como los estudiados por Richard Thaler y Cass Sunstein (Nudge, 2008), en estrategias de diseño digital, fomenta decisiones impulsivas y minimiza la reflexión consciente, alineándose con la crítica inicial sobre la pérdida de discernimiento individual.
d) Economía de la atención
Los dispositivos y plataformas están diseñados para capturar y mantener la atención de los usuarios, lo que amplifica el tiempo de exposición a estímulos comerciales. Esto refuerza la idea de una «sociedad servidora de insumos» en el contexto digital.
Convergencia de los temas
La intersección entre los movimientos contrarios al consumismo y la crítica al capitalismo digital abre un campo de reflexión crucial. ¿Es posible revertir la lógica del consumo masivo en un entorno donde las tecnologías digitales han amplificado su alcance?
Algunas posibles respuestas incluyen:
- Educación digital y alfabetización crítica: Enseñar a los individuos a identificar y resistir técnicas persuasivas digitales, promoviendo el discernimiento consciente.
- Regulaciones tecnológicas: Implementar políticas que limiten la extracción y uso de datos personales con fines comerciales.
- Innovaciones en sostenibilidad: Usar la misma tecnología que amplifica el consumo para educar y fomentar prácticas sostenibles.
Conclusión
Ambos temas plantean un desafío global: equilibrar las oportunidades tecnológicas y el desarrollo sostenible en un sistema que priorice el bienestar humano y ambiental sobre el crecimiento económico sin límites.
El reconocimiento de estas dinámicas ofrece una base para reimaginar un futuro más equitativo y sostenible, donde el consumo deje de ser una herramienta de alienación y se transforme en un acto consciente y responsable.
Es hora de realizar algunos cambios de paradigmas:
Modificar el paradigma de equivalencia entre bienestar humano = acceso a bienes y servicios ad libitum, por formación de ciudadanía libre responsable, que implica ilustración para discernir la conveniencia personal a la hora de acceder a los bienes y servicios que la sociedad está en condiciones de prestar.
“Craquelar” la estructura fractal de los sistemas sociales de consumo y estándares de vida y bienestar, por unidades autónomas, discretas inteligentes y sinérgicas que interactúen en un ambiente de sistemas complejos no lineales y caóticos.
Modificar el concepto de industria rígida a la que es menester proveer en forma constante de insumos (materiales y humanos) para la constante e innecesaria producción sempiterna, por industrias con plataformas versátiles que generen productos necesarios, con caducidades reales en arreglo a sus funciones y modos de uso, en lugar de necesidades de renovación de mercado.
Promover la educación como método sistemático aunque no único de formación integral del individuo, en el que éste sea capaz de “aprender a aprender” y a contemplar el universo con pensamiento critico y analitico, de manera que pueda generar su propio conocimiento, así como saber donde y como rescatar y/o depositar conocimiento colectivo pretérito y originario, o nuevo para el futuro, en una corriente epistemológica constante y creciente, con el fin de crear ciudadanía libre responsable.
No existe libertad sin conocimiento; el conocimiento no es sólo información, sino que abarca vivencias, percepción y emociones interactuando en forma multimodal con todo el organismo, el entorno, congéneres y otras ontologías en un todo holístico de naturaleza cibernética y caótica a la vez.
Es hora de trocar lo ya hecho: basado en diagnósticos, análisis, definiciones y propuestas plausibles, por acción directa en la órbita de cada individuo, generando efectos puntuales que se agregan naturalmente con otros similares por fuerza de su naturaleza, para constituir lo que hemos dado en llamar “redes tridimensionales ascendentes desde las bases”
De nosotros depende ser conscientes de nuestra estancia en el mismo “Punto de inflexión”
Eduardo Terranova, 3 de enero de 2025.