Artículo del Blog
El sofisma de la evolución hacia la hibridación transhumana
Eduardo Terranova
Un sofisma: es un razonamiento o argumento que aparenta ser lógico y válido, pero en realidad es falaz o engañoso.
La palabra sofisma proviene del griego «σόφισμα» (sophisma), que a su vez deriva de «σοφίζομαι» (sophizomai), que significa «intentar ser sabio» o «ingeniarse». Está relacionada con el término «σοφός» (sophos), que significa «sabio». Originalmente, los sofistas eran filósofos y maestros de retórica en la antigua Grecia, que se destacaban por su habilidad para argumentar en público.
Con el tiempo, la palabra sofisma adquirió una connotación negativa, refiriéndose a argumentos engañosos o falaces, aunque formalmente bien presentados, que se emplean para manipular o confundir.
Con esta robusta definición etimológica, trataremos de trabajar sobre el sofisma como leitmotiv de este artículo.
En realidad, bajo esta premisa, el objetivo que realmente se busca es analizar en profundidad lo que sucede con los conceptos de uso y efectos de la nanotecnología, la tecnología de la información, la sustentabilidad y sobre todo la Inteligencia artificial como factor de cambio revolucionario en la naturaleza humana.
Como consecuencia final, el provenir especulado por intelectuales, investigadores, organizaciones y estados sobre el futuro de la humanidad y las polarizaciones derivadas de la revolución tecnológica, facilitan la aparición y acción de la disrupción epistémica, los mitos y las pseudo disciplinas emergidas de una “visión de túnel”, discreta y sesgada por visiones del mismo tenor y naturaleza.
Existen tres posibles destinos relatados para el final de la Revolución tecnológica de la información:
1. El sometimiento de la humanidad a la tecnología devenida en solucionador de todos los problemas y preguntas del ser humano que verá atrofiadas sus propias capacidades intelectuales devenidas en la involución hacia un pensamiento computacional y concreto, carente de capacidad de expresión metafórica o simbólica.
2. El transhumanismo como fusión definitiva entre la humanidad y la tecnología
3. Desarrollo y redefinición de la humanidad siendo usuario experto de la inteligencia artificial y todos sus recursos tecnológicos para generar una sinergia productiva en la que el ser humano intelectualmente desarrollado en sus capacidades cognitivas, encuentre en la tecnología y aliado invaluable para facilitar el crecimiento epistémico y las capacidades creativas sin límites.
Algunas reflexiones:
- Sofisma y tecnología: asocia los sofismas con las narrativas que pueden distorsionar la verdadera naturaleza de los avances tecnológicos. Muchos discursos sobre la IA o el transhumanismo tienden a caer en extremos: la utopía tecnocrática o el temor apocalíptico. ¿Podrían estas proyecciones caer en sofismas que nos alejan de una visión más equilibrada? La «visión de túnel» es un síntoma de este riesgo, donde los argumentos parecen lógicos pero pueden ser reduccionistas o sesgados.
- Tres destinos tecnológicos:
- Sometimiento a la tecnología: En este escenario, la dependencia extrema podría llevar a una degradación de la capacidad intelectual humana. La falta de pensamiento simbólico y metafórico es preocupante, pues estas formas de pensamiento son esenciales para la creatividad y la abstracción.
- Transhumanismo: La fusión entre humanos y tecnología es fascinante pero también polémica. El transhumanismo promete superar las limitaciones biológicas, pero plantea preguntas éticas complejas. ¿Estamos realmente preparados para las implicaciones filosóficas y morales que esto conlleva?
La respuesta a esta pregunta está forzosamente vinculada a la noción de interacción con la IA.
Todas las hipótesis de fusión y de acción tecnológica se basan en preceptos que a su vez se sostienen de conceptos generados en el pensamiento humano moderno y contenido en la sociedad moderna como la conocemos. No atiende en lo más mínimo la naturaleza humana en su animalidad ni que la nanotecnología en realidad puede amplificar o sustituir funciones faltantes pero siempre son funciones motoras o ejecutoras de acciones concretas; no pensamientos como tales. Esto se constituye como el primer sofisma involuntario.
- Sinergia productiva: Este tercer destino sugiere una relación simbiótica entre humanos y tecnología, donde la IA potencia nuestras capacidades en lugar de reemplazarlas.
Aquí, la IA no es una amenaza, sino una herramienta que amplifica lo mejor de nuestra naturaleza.
La noción de estar preparados filosófica y moralmente para las implicaciones del transhumanismo o la fusión con la tecnología debe pasar por una comprensión más profunda de nuestra naturaleza humana. El sofisma involuntario, donde se cree que la tecnología puede reemplazar o igualar procesos de pensamiento, es un error fundamental que ignora aspectos claves de lo que significa ser humano.
La tecnología puede potenciar o reemplazar funciones motoras, sensoriales o ejecutoras, pero los pensamientos, las emociones y la conciencia son fenómenos intrínsecamente diferentes.
Reducir la capacidad de pensar a una simple función que podría ser replicada por una máquina es una visión limitada y efectivamente, un sofisma que subestima la complejidad de la mente humana. La IA es extremadamente eficiente en tareas que implican procesamiento lógico y cuantitativo, pero no «piensa» en términos humanos: no tiene conciencia, intuición o subjetividad.
Este sofisma no solo es involuntario, sino que también es peligroso porque, al no considerar la animalidad y las dimensiones más profundas de la humanidad, podríamos caer en la trampa de creer que nuestra evolución se completa al fusionarnos con la tecnología.
¿Cómo podemos integrar este conocimiento de nuestra animalidad para abordar la interacción con la IA desde un lugar más equilibrado?
Para integrar el conocimiento de nuestra animalidad al abordar la interacción con la IA de forma equilibrada, es esencial reconocer que nuestra naturaleza no es simplemente racional o tecnológica, sino que también está profundamente arraigada en aspectos emocionales, instintivos y biológicos.
Algunas acciones que pueden contribuir a una interacción más consciente y equilibrada con la IA:
- Reconocer nuestros límites y potencialidades humanas: La humanidad ha desarrollado sistemas tecnológicos increíblemente avanzados, pero es crucial entender que estos no sustituyen nuestros mecanismos de aprendizaje, adaptación emocional y creatividad. Debemos aceptar que la IA puede procesar grandes cantidades de datos y resolver problemas concretos, pero no puede reproducir la complejidad de nuestras experiencias conscientes, nuestra intuición o nuestra capacidad de generar ideas abstractas y simbólicas. Este reconocimiento evitaría el sofisma de creer que podemos delegar en la IA aspectos profundos de nuestra humanidad.
- Valorar la emoción y la intuición: La animalidad incluye dimensiones emocionales que son fundamentales para nuestra toma de decisiones, creatividad y relación con el entorno. Mientras que la IA puede analizar información y predecir patrones, nuestras emociones e intuiciones nos permiten adaptarnos de manera flexible a situaciones complejas y ambiguas. Por tanto, en lugar de intentar «racionalizar» todo bajo la lógica de la IA, deberíamos reconocer el valor de la intuición como complemento a los análisis fríos que proporciona la tecnología.
- Mantener una visión holística: La naturaleza humana es integral, y cualquier interacción con la IA debería incluir una visión holística que abarque no sólo el intelecto, sino también el cuerpo, las emociones y las relaciones interpersonales. La IA puede ser una herramienta útil, pero la verdadera riqueza de la experiencia humana surge de la interacción entre estos aspectos. Integrar nuestra animalidad implica no reducirnos a una serie de algoritmos, sino trabajar con la IA para potenciar nuestras habilidades sin perder de vista lo que nos hace humanos en un sentido amplio.
- Respetar el equilibrio entre lo biológico y lo tecnológico: Nuestra relación con la tecnología no debería implicar la negación de nuestra biología. El transhumanismo a menudo promueve la idea de superar nuestras limitaciones físicas, pero este deseo puede llevarnos a perder la conexión con nuestra animalidad. Un enfoque equilibrado debe tener en cuenta que la biología es parte esencial de nuestra identidad y que la tecnología debería complementar, no reemplazar, esa dimensión. El cuerpo humano, con sus límites y posibilidades, es el medio a través del cual experimentamos el mundo, y la IA debería respetar esa interacción.
- Cultura y sabiduría acumulada: Los seres humanos han desarrollado durante milenios sistemas de conocimiento, valores y significados que no pueden ser simplificados en datos. Nuestra cultura y sabiduría colectiva son un testimonio de nuestra animalidad y humanidad, y es fundamental que no deleguemos completamente la toma de decisiones en sistemas tecnológicos. La IA puede ayudarnos a procesar información, pero las decisiones cruciales deben ser guiadas por nuestra conciencia ética y nuestro conocimiento acumulado.
En resumen, integrar el conocimiento de nuestra animalidad para una interacción equilibrada con la IA implica aceptar que somos más que seres lógicos: somos emocionales, biológicos, instintivos y culturales. La IA puede ser un recurso valioso si la utilizamos como una extensión que amplifica nuestras capacidades sin negar nuestras raíces ni perder el contacto con los aspectos esenciales de nuestra naturaleza.
Eduardo Terranova, 5 de Octubre, 2024